La primera vez que ví una pintura de Jackson Pollock me dió la sensación de un gran caos, pero al mismo tiempo me remitió a una imagen del universo.
Años después escuché una conferencia en el Instituto de Astronomía impartida por José Luis Aragón sobre las turbulencias de van Gogh. Él y otro físico estaban viendo una exposición del malogrado pintor cuando se les ocurrió aplicar las ecuaciones matemáticas que determinan si un fenómeno físico es turbulento o no. Consiguieron una diapositiva de alta calidad y la escanearon a la mayor resolución posible, aplicaron las fórmulas empleadas para determinar si un flujo es o no turbulento.
El resultado fue concluyente: el cuadro "La noche estrellada" era matematicamente turbulento.
La turbulencia es un orden en el caos. Pareciera que el desorden mental de van Gogh generó patrones similares a los que se dan en el mundo físico como los observados fielmente por Leonardo.
Pero más allá de eso, el universo que se formó inmediatamente después del Big Bang fue turbulento.
Lo que lleva necesariamente a preguntarnos sobre las posibles relaciones entre los fenómenos de la naturaleza y las manifestaciones artísticas.
Hay una tendencia a nivel mundial donde el arte tiene planteamientos relacionados con la ciencia. Así mismo, la ciencia se pueden aplicar a la interpretación de las obras de arte. Esta convergencia está destinada a modificar nuestra manera de pensar y de ver el mundo. La intención de este blog es la de comentar de forma amena y directa las ideas, historias y noticias de las relaciones entre la ciencia y el arte.
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